
Es un establecimiento que muestra instrumentos que la Inquisición utilizaba para la tortura desde comienzos del siglo XIV hasta el final del siglo XIX ya que durante muchos siglos el Tribunal del Santo Oficio tenía el poder de castigar a la población con la sola finalidad de preservar y mantener poro el catolicismo. Situado en Santillana del Mar (Cantabria) muestra más de 50 instrumentos, algunos de ellos originales que han sido recuperados de anticuarios y otros han sido reconstruídos sobre forografías o grabados antiguos.


Hay jaulas colgantes que se usaban en el siglo XVIII para encerrar a los reos antes de ejecutarlos, la reproducción de una guillotina y las ruedas donde se despedazaba a los infieles, estas han sido reparadas pero son autenticas. Una serie de objetos que pertenecen a una colección privada pero cedida para enriquecer este museo tiene los objetos clasificados por su uso, así se pueden encontrar secciones como: "Para el castigo ejemplar y la humillación pública" o "Para proporcionar castigo físico y la tortura de reos" y otros con la indicación "Aparatos para la tortura de mujeres".


Se pueden ver las tenazas especiales para cortar lenguas o hierros para marcar al fuego a los prisioneros. Las piezas más curiosas y a la vez más terroríficas son "La Dama de hierro" y "La Cuna de Judas" que la primera es un sarcófago con puntas en su interior y la segunda una pirámide para colgar al torturado. La sierra se cortar cuerpos en dos partes y el rompercráneos, así como la horca se usaban para castigar homosexuales.

En la sección de tortura en especial femenina, para las acusadas de brujería se encuentra el desgarrador de senos y cinturones de castidad. Se puede ver también y con verdadero horror el "garrote vil" instrumento para matar que estuvo en uso en España durante el régimen franquista y que dejó de usarse con la llegadada de la transición que se abolió la pena de muerte en el país.
Fuente: Web Santillanademarturismo.com/ Museos y salas de exposición.



Los horrores que puede alcanzar la naturaleza humana en su expresión más infame, explícitamente aberrante. Muy bueno, saludos.
Amiga perfumada, aquí si que ni he ido ni voy, paso de torturas y masoquismo, me gustan los besos y las caricias y aquí no voy a ver nada de eso........... Un abrazo
Qué horror, cómo pudieron esas personas causar tanto dolor a sus semejantes...
Uff, yo estuve hace algunos años, creo que 18, y no vuelvo más. Es sobrecogedor ver tanto artilugio para hacer sufrir. Como se estrujaban la mente para inventar métodos escalofriantes. Pero lo que más me impresionó, fue el verdugo... estaba al lado del tronco, con su correspondiente hacha. Es una escenificación, será un maniquí con una túnica negra con capucha pero yo salí aterrada de allí. Muy buen artículo, perfumada. Saludos.
cuanto dolor
Cuidado que inventaban formas de tortura, y luego dicen que somos civilizados
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