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Situada en el barrio de la Boca, una torre de un palacete destaca sobre el resto de los edificios y según cuenta la historia o leyenda, pues los acontecimientos se han transmitido de boca en boca  y ya sabemos la afición que tiene la gente a exageras las cosas, se relatan unos trágicos sucesos que aún hoy muchos los recuerdan con cara de susto. En el último piso de este edificio estuvo residiendo una pintora joven, Clementina, que tenía instalado un estudio en la parte saliente del edificio que es la torre.

La pintora se encontraba preparando una nueva colección de pinturas para realizar una exposición y con este motivo invitó a ver los cuadros a una periodista para que le hiciera un artículo con las fotografías de los cuadros. La periodista Eleonora, realió varias fotografías conversando un buen rato con Clementina y se despidieron como buenas amigas pues de había producido entre ambas una buena corriente de simpatía.

Pasados unos días los vecinos escucharon ruidos y gritos y el cuerpo de Clementina cayó desde la torre chocando contra el suelo y perdiendo la vida. Eleonora, la periodista que entrevistó a la pintora se mostró consternada por la tragedia pues no podía creer que aquella joven tan alegre y contenta se hubiese suicidado y se dispuso a revelar todas las fotos para ver si descubría algo. Asombrada descubrió en una de las fotos las figuras de varios gnomos muy mal encarados.

Con ganas de investigar aquella extraña aparición fue en busca de la auténtica dueña del inmueble que habitaba una casa en el campo muy alejada de la ciudad que le desveló el misterio. El piso alto del edificio está habitado por unos duendes que aparecen y desaparecen y en un principio solo escondían cosas pero se volvieron agresivos y tuvo que marcharse y alejarse de ellos porque su vida peligraba. Desde la muerte de la pintora, la parte alta de este edificio permanece deshabitado pues nadie se atreve a vivir en este lugar de tan tétrico y extraño acontecimiento.