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Pertenece a Nerja, esta pedanía está declarada Bien de Interés Cultural formando parte del Patrimonio Histórico Español con la categoría de Zona Arqueológica ya que aquí se encuentra la Cueva de Nerja. Andar por esta pequeña localidad de origen romano da la sensación de estar en un pueblo dormido del oeste lejano. No hay paseo marítimo y sus calas están aisladas donde no ha llegado la invasión inmobiliaria.

Toda la zona de Maro es un paraje natural de los pocos que quedan en Andalucía. Solamente rompe el silencio el murmullo del mar o el ruido de algunos coches que llegan buscando la paz que aquí se respira para pasar los días calurosos de agosto. En la Cala del Pino se puede ver algún grupíto que hace nudismo tolerado por los pocos bañístas que suele haber en este lugar pues al no haber chiringuitos esta cala suele estar poco transitada ya que la gente se tiene que traer la comida.

Solo una vieja torre es la única construcción que parece vigilar si cometemos excesos, muda y olvidada desde que los musulmanes dejaron estas tierras expulsados por los cristianos. Se percibe una sensación de paz como si este lugar fuera la antesala del paraíso y solamente allá en la lejanía se percibe un barco blanco y resplandeciente que destaca en el mar azul, como sino avanzara, como si fuera una pintura de Sorolla, el gran pintor del mar.

Hay una pareja que permanece abrazada, recostados en las rocas de los acantiladas que de vez en cuando el mar alcanza y les riega los pies como avisando que el el mar está presente, que la naturaleza aquí ha triunfado sobre el hombre y su mortal e inconsciente avance destruyendo pequeños paraísos como estos rincones de Maro, playas salvajes increíbles tan cerca de Málaga.