Agua que se desliza y se pierde.
Agua que se renueva incesantemente.
Paz de formas ondulantes.
Quietud transparente.
Transición sin límites.
El río de la vida.
El río de Heráclito.
El río que se lleva las penas.
El río que se lleva la dicha y el amor.
El río que es devenir y tiempo.
El río que es muerte y olvido.
Todo pasa, como las agua del río.
Aguas que traen la ilusión del renacer eterno.
Y la desdicha de lo inexorable.
Me siento frente al río y estoy en paz.
El agua que viene o el agua que se llevó
Son apenas un detalle de la mirada.
Porque el río son las dos corrientes
Junto al misterio de su imposible unión.
Y yo estoy acá,
Como Borges,
Como Heráclito.
Y soy con Borges ese río y ese tiempo
Que me devora.
Sin piedad.
Sin retorno.
Corazón de niño.
Centro de nada.
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