Es una persona sencilla y afable. Vive con su famila en un piso moderno situado en las afueras de la ciudad, y se lleva muy bien con sus vecinos y sus conocidos del barrio. Con su trabajo obtiene unos ingresos que le confieren cierta comodidad, y de cuando en cuando se permite algún lujo. A lo largo de su vida ha confiado en mucha gente, y en ocasiones han confundido su honestidad con ingenuidad. Como se suele decir, a veces le han tomado por un infeliz del que pueden sacar provecho.
Han transcurrido dos décadas largas desde que comenzó su trayectoria laboral, y está llevando a cabo una ardua labor con una amplia perspectiva temporal. Aunque su buen hacer es indudable y reconocido, sin previo aviso le han notificado su despido, presentándole un guión con las ya manidas excusas sobre “la crisis que atraviesa el país” y agradeciéndole los servicios prestados. Le han dicho que no se preocupe, ya que no le resultará difícil encontrar en poco tiempo otro puesto de trabajo. Además, han tenido la amabilidad de entregarle una carta de recomendación. Responde que comprende la situación (aunque interiormente siente lo contrario) y se marcha con su dignidad intacta. Por sus mejillas resbala alguna lágrima que previamente ha intentado contener, y le invade un sudor frío al pensar en sus hijos.
Tras unas pocas semanas comprueba que su edad es un obstáculo casi insalvable para reanudar su vida laboral. Aunque está en condiciones de ofrecer seguridad y compromiso, consideran que su “vida útil” ha finalizado, al menos en lo concerniente a lo que ha conseguido después de tanto tiempo. Se ve con capacidad y energía más que suficientes, pero no hay manera. Siente impotencia y frustración, y se pregunta para qué le ha servido tanta dedicación a lo largo de los años. Se niega a creer que su experiencia, adquirida con tanto esfuerzo, vaya a caer en saco roto.
Sabiendo que su orgullo se mantiene indemne, saca fuerzas de flaqueza y sigue intentándolo. Tiene la seguridad de que va a lograrlo, por los suyos, por él.
Me gusta como escribe, parte de la vida...
Muchas gracias.
Me ha gustado mucho tu escrito, como siempre. Me ha entristecido un poco la historia porque, desgraciadamente, es muy habitual sobre todo en estos tiempos.... Tristemente todos conocemos algún caso cercano, sino lo sufrimos personalmente. Sigue escribiendo Carlos, me encanta leerte.
Muchas gracias por tu comentario. Es cierto lo que comentas. En esas ocasiones nos damos cuenta de lo que teníamos. Aunque es frustrante, hay que seguir adelante.
Es una realidad que has expresado de maravilla.
Muchas gracias.
Es la deriva de un mundo empresarial consumido por la ignorancia y dominado por la cuenta de resultados, que piensa que es mejor sacrificar el capital humano experimentado para mejorar el resultado antes que mejorar su gestión y competitividad, lo cual a la larga se revela como un error
Muchas gracias por tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo. A partir de esa expediencia bien ganada, se puede aportar mucho y bueno. En ocasiones como la que he intentado expresar, falta humanidad y sobra frialdad.
La realidad por desgracia de muchas personas ...enhorabuena por tu escrito
Muchísimas gracias.
Real como la ida misma, desgraciadamente hoy en día la experiencia no es un grado... Enhorabuena Carlos. Un beso
Muchísimas gracias. Un beso.
Me encanta tu capacidad para hacernos pensar con tus historias, me encanta leerte...!!!
¡Muchas gracias por tu comentario!
Estaba esperando a leerle de nuevo, y no me ha decepcionado. El tema diferente a los de sus otros relatos, pero lo trata de una forma muy humana. Me ha gustado muchísimo.
Muchas gracias.
Felicidades por tu testimonio. Todos deberíamos redactar testimonios como este y honrar a nuestros compañeros de trabajo que tengan que pasar por esta situación.
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