Quiero hablarles hoy sobre lo indignada que estoy con la situación laboral actual. O mejor dicho, de como los empleadores se aprovechan de esta situación.
Les contaré una experiencia no muy lejana:
Una empresa de fundición artesanal la cual hace con sus empleados lo que les da la gana. Les cambian el horario cuantas veces quieren, les hacen hacer horas extras y no se las pagan e incluso los llaman a trabajar los sábados y domingos cuando los días laborales estipulados en sus contratos es de lunes a viernes.
Ahora vosotros pensaréis:
¿Por que no se quejan y exigen sus derechos?
Pues simplemente por miedo a que los echen a la calle.
Si ahora con la crisis ya es difícil abrir la boca y exigir lo de uno ¿como será después de la reforma laboral?
Está claro que estamos atados de pies y manos, y que ni siquiera las organizaciones creadas para defender los intereses de los trabajadores pueden hacer algo por nosotros.
Firmado la mujer de un trabajador sufridor.
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