ARTEMISIA GENTILESCHI, PINTORA ITALIANA DEL BARROCO
Artemisia Gentileschi nació en Roma en 1593. Era la hija primogénita de Orazio Gentileschi, también pintor. Tanto Artemisia como su padre fueron seguidores de Caravaggio. Artemisia mostró desde muy joven sus dotes para la pintura, aprendiendo con su padre, colaborando con él en algunos cuadros, y con sólo 17 años pintó su primera gran obra, el cuadro titulado Susana y los viejos.
En aquella época las Escuelas de Bellas Artes eran sólo para hombres, por lo tanto Artemisia no podía acudir a una de ellas. Ante esto, su padre, Orazio, no quiso que se desperdiciase el talento tan grande que tenía su hija, por lo que decidió ponerle un profesor particular de pintura. Eligió a Agostino Tassi, un pintor especializado en la decoración de palacios y villas. Pero probablemente fue la decisión que más lamentó Orazio en toda su vida, ya que Agostino Tassi violó a Artemisia. Tassi aseguró que se casaría con ella para salvar su reputación, pero no lo hizo porque ya estaba casado. Orazio entonces lo denunció, y la joven Artemisia de 19 años fue sometida no sólo a la humillación de un examen ginecológico para comprobar si era cierto, sino también sometida a tortura. La razón es que algunos tribunales de la época cuando tenían que evaluar si una acusación grave era verdadera, sometían al acusador a tortura, y sólo si bajo tortura mantenía el mismo relato, se podía considerar que era cierto.
No sólo se demostró que el relato de Artemisia era cierto, sino que durante el proceso también salió a la luz que Tassi había intentado asesinar a su esposa, había mantenido relaciones con su cuñada, había intentado robar cuadros a la familia Gentileschi, y había presentado testigos falsos. Fue condenado a un año de prisión y después se le dio a elegir entre cinco años de trabajos forzados o ser desterrado de Roma, y eligió esto último. Artemisia por su parte quedó marcada para siempre por este suceso, pero logró seguir adelante con su vida y ese mismo año se casó con un pintor llamado Pietro Antonio Stiattesi. También ese mismo año, 1612, Artemisia pintó un cuadro llamado Judith decapitando a Holofernes, una escena bastante violenta. Para muchos fue una manera de soltar adrenalina y desahogarse después de la violencia que sufrió ella, tanto física como emocional.
Artemisia y su esposo se trasladaron a Florencia, de donde era él. Tuvieron cinco hijos, aunque cuatro murieron de niños, sólo la única niña, Prudenzia, llegó a adulta. Artemisia y su marido se separaron, con lo cual Artemisia siguió su camino sola con su hija Prudenzia y otra hija que tuvo después, cuyo padre no ha sido determinado. Tanto en Florencia como en otras ciudades italianas donde residió Artemisia después de separarse, como Roma, Venecia y Nápoles, la pintora tuvo un gran éxito profesional. Fue la primera mujer que admitieron en la Academia de Dibujo de Florencia. Además, trabó amistad con importantes celebridades de la época, como Galileo Galilei, el duque de Médici o el joven Buonarroti, sobrino de Miguel Ángel. Recibió un gran número de encargos, sobre todo para pintar retratos, así como heroínas y escenas bíblicas.
Era una época en que las mujeres no eran muy bien recibidas en el mundo de la pintura, sin embargo Artemisia supo abrirse camino y recibir muchas críticas postivas. Sus obras muestran un gran dominio del claroscuro. En algunos de sus cuadros a las heroínas bíblicas les pintaba su propia su propia cara. Se deducía porque las heroínas mostraban gran parecido con sus autorretratos. Se supone que esto era así porque así lo pedían quienes encargaban los cuadros, ya que las crónicas de la época decían que Artemisia era una mujer muy atractiva.
Varias veces volvió a colaborar Artemisia en trabajos pictóricos con su padre Orazio Gentileschi, a quien después cuidó hasta su muerte. Artemisia vivió los últimos años de su vida en Nápoles. Allí se casaron sus dos hijas, las cuales después de fallecer su madre cayeron en el olvido y se les perdió la pista. No se sabe la fecha exacta del fallecimiento de Artemisia, pero se supone que fue víctima de una epidemia que asoló Nápoles en 1656. Las obras de Artemisia Gentileschi se encuentran en museos, palacios e iglesias de distintas ciudades del mundo, como Roma, Nápoles, Florencia, Nueva York, Sevilla, Madrid, Londres o Budapest, entre otras.
Cuadros de Artemisia Gentileschi en el artículo
1-Autorretrato tocando el laúd (en Curtis Galleries, Minneapolis)
2-Susana y los viejos (en el Palacio de Weißenstein en Pommersfelden, Alemania)
3-Autorretrato (en el Palacio de Weißenstein en Pommersfelden, Alemania)
4-Judith decapitando a Holofernes (en la Galería Uffizi, en Florencia)
5-Virgen con niño (en el Palacio Pitti, Florencia)
6-Alegoría de la inclinación (en la Casa Buonarroti, Florencia)
7-El nacimiento de San Juan Bautista (en el Museo del Prado, Madrid)
Pues me gustan sus cuadros menos el violento...Un saludo
Todos los artistas no han llevado una vida fácil. Un saludo
Increíble y estupenda, en cuanto a que no se caso con ella, mejor para ella sea la época que fuese porque una persona así solo le daría el derecho de hacerla más desgraciada, muy mal por las personas de aquellos tiempos de machismo cruel y muy bien por su arte y tu goo........... Saludos
Conozco a otra Artemisa muy distinra a esta,una diosa
Pilarp, a mí igual, me gustan sus cuadros menos el violento, que prefiero no mirarlo mucho, aunque también es bueno pero es desagradable. Gracias por comentar, saludos.
Es verdad Civlegend, muchos artistas no han llevado una vida fácil, y para una mujer pintora en el siglo XVII más difícil aún. Saludos y gracias por comentar.
Wenceslao estoy de acuerdo, mejor que ese hombre no se casase con ella porque ya se vio qué tipo de persona era, menuda joya. Gracias por comentar, un saludo.
Isabel, gracias por comentar, efectivamente Artemisa era una diosa griega, llamada Diana en la mitología romana. Saludos.
Vaya vida más dura le tocó vivir a esta mujer pionera en la pintura. Felicitaciones.
Sí, una vida dura, sobre todo porque siendo artista era mujer, en una época en que aún estaban muy sometidas y con pocos derechos. Gracias por comentar, Perfumada, saludos.
Pintar es una necesidad imposible de ahogar, no es cosa de hombres o mujeres, es un impulso de sobrevivencia que se escapa por cualquier rendija de la mente
Seguir a Ferval!
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