Con más de 20 acuerdos comerciales firmados, Chile es un país con una economía abierta y conectada internacionalmente.
Como resultado de numerosos acuerdos de libre comercio las empresas en Chile ahora disfrutan el privilegio -en muchos casos, con arancel cero- de acceder a mercados con casi 4.000 millones de consumidores alrededor del orbe.
Respondiendo a esta oportunidad, un creciente número de compañías, como la británica-holandesa Unilever, la suiza Nestlé, la alemana Beiersdorf y la empresa de computación controlada por capitales japoneses Packard Bell, están aprovechando las facilidades otorgadas por Chile para exportar a otros mercados de la región y del resto del mundo.
El uso de Chile como un trampolín para operaciones regionales ha gatillado la creación de nuevos puestos de trabajo, un incremento en el uso de alta tecnología en el país y un aumento de las exportaciones de servicios.
También hay beneficios menos tangibles en la forma de nuevos conocimientos y transferencias tecnológicas. Este es un círculo virtuoso que favorece el desarrollo de Chile y, a la vez, beneficia a sus socios extranjeros.
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